El
capítulo 7 del libro de los Hechos de los Apóstoles es particularmente
interesante, aunque largo en su construcción tiene solo dos aspectos que
quisiera destacar:
·
La importancia de tener DOCTRINA para poder ejercer la vida
espiritual. Esta ha sido una constante exhortación que les he hecho en diversas
ocasiones. Siempre les he dicho hay que conocer las promesas de Dios para poder
pedirle que nos las conceda. La doctrina es la base sobre la cual construimos
el edificio de la fe. De acuerdo a la solidez de esas bases será la resistencia
de todo el edificio. Esto es lo que nos narra el diácono Esteban que al ser
llevado ante la corte se defiende (cumpliendo la promesa que Dios le había dado
–y que es también para nosotros cuando la pedimos- que el Espíritu pondrá
palabras en tu boca a las que no podrá hacer frente ningún adversario) Hace
todo un recuento de la historia de la salvación desde Abraham el padre de la fe
y en quien son bendecidos todos los pueblos de la tierra –incluyéndonos
nosotros- y pasando por todos los profetas y reyes de la historia del pueblo de
Israel presenta Jesús como el Mesías, el enviado y la razón por la cual él
estaba predicando. Nótese el parecido en algunos momentos del relato con la
historia de Jesús; injustamente condenado, torturado y en el momento de morir
ora por sus verdugos con las mismas palabras: “Dios, no les tengas en cuenta
este pecado”.
·
En segundo lugar quiero que logren descubrir el sentido implícito
que tiene todo este relato y es que a medida que Esteban iba narrando lo
sucedido, confirmaba que todo se había cumplido. Esto lo que nos revela es que
la palabra de Dios tiene que cumplirse a plenitud, pues él es perfecto y que no
solo se cumple en el sentido de los hechos narrados históricamente; sino que de
igual manera todas las promesas hechas por Dios desde siempre y para siempre
también alcanzan su cumplimiento en Cristo Jesús; por eso para ti y para mi
vienen tiempos de cumplimiento de promesas. Busca las promesas que necesitas
que Dios te cumpla; ese es un modo de oración más perfecto. Cuando tienes una
necesidad específica, buscas en la palabra de Dios (doctrina) un episodio en el
cual Dios haya hecho lo mismo que tu necesitas y reclamas en tu nombre para ti
el cumplimento de esa misma promesa; pues recuerda que así mismo como lo
pronunció Esteban al hablar de Abraham, quien es nuestro padre en la fe, que en
él también estaríamos nosotros bendecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario