miércoles, 9 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 24

Estos últimos capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles están narrando las experiencias que Pablo tiene que enfrentar por servir al Señor y dar a conocer su nombre a las naciones. Fue un tiempo prologado que cubrió los últimos años de la vida del Apóstol entre cárceles, acusaciones, juicios y castigos que intentaron acallar la voz de quien no pudo ser callado pues tenía la firme convicción de que su misión era hablar de Dios y de su enviado Jesucristo, no solo de palabra sino con los hechos propios de su ministerio.
Pablo tiene la oportunidad de defenderse en uso de su derecho legal como ciudadano romano y es en el momento de la defensa donde se cumple la promesa del Señor: “He ahí que yo pondré palabras en su boca a las que no podrá hacer frente ningún adversario vuestro”.Pídele siempre al Señor que te de palabras para saber hablar de él, no solo en defensa frente a quienes te ataquen, sino y más importante aún cuando tengas que ministrar su gracia y su misericordia.

Algunos han preguntado acerca de la oración que frecuentemente oramos en las eucaristías antes de la homilía y que reza así:

EN MI BOCA ESTÁ EL PODER DE LA VIDA Y DE LA MUERTE, HABLARÉ PALABRAS DE VIDA Y NO DE MUERTE, DE SALUD Y NO DE ENFERMEDAD, DE RIQUEZA Y NO DE POBREZA, DE BENDICIÓN Y NO DE MALDICIÓN, PORQUE EN MI BOCA HAY UN MILAGRO. AMEN

Esta oración tiene como base bíblica la expresión de Dios en el libro del Deuteronomio donde dice al pueblo por boca del profeta:
“He ahí que hoy pongo delante de ti dos caminos, el camino de la vida y el camino de la muerte, elige tú la vida y vivirás tú y tus descendientes” Sabemos por lo demás que la sentencia de Jesús: “De lo que abunda el corazón hablan los labios” da sentido a que todo lo que decimos se convierte en oración, pues tiene el poder de que a través de la palabra sea escuchado por Dios. Por eso cuídate siempre de lo que dices y procura que todo sea para edificación tuya y de los tuyos.

Les recomiendo que hagan esta oración en las mañanas antes de comenzar el día habitual y en cualquier momento del día en que tengan necesidad de dirigirse a alguien que los tiene que escuchar, así conjuran su mente y su espíritu para que todo lo que salga de ellos sea edificante.

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 23

Este capítulo 23 va a narrar el cumplimiento de lo que el ángel del Señor le había anunciado a cerca de su visita a Jerusalén. En ella se iban a cumplir algunas escenas que se asemejan a las que padeció Jesús cuando fue arrestado y llevado ante el tribunal. De hecho las respuestas de Pablo son iguales a las de Jesús como lo narran los versículos del 2 al 4 en la escena de Ananías, sumo sacerdote que le manda pegar en la boca de la misma manera que a Jesús le dieron una bofetada diciéndole: “Así contestas al sumo sacerdote”.

Estos elementos ratifican lo que hemos hablado en la eucaristía del pasado sábado y que fue motivo de una de las reflexiones pasadas sobre el tema de las personas a las que consultas para que te aconsejen. Recordemos que el espíritu ya le había revelado a Pablo lo que le esperaba en Jerusalén y también le reveló a los fieles de Tiro que le advirtieran a Pablo que no fuera a Jerusalén, sin embargo Dios estaba probando a Pablo para ver si le hacía más caso a las revelaciones internas que el espíritu le suscitaba en su corazón o a las insinuaciones de los demás así vinieran del mismo espíritu.

El capítulo del día de hoy ratifica que solo por Pablo hacerle caso a lo que el espíritu le inspiraba en su corazón fue que pudo salir librado de la situación amarga por medio de los instrumentos que Dios decida utilizar.

Los versículos 23 al 25 parecen exagerados para custodiar solo a un hombre, ni siquiera a Jesús le tuvieron que hacer tal guardia; creo que lo que podemos reflexionar de esta escena es que Dios no se mide en auxilios y ayudas cuando tú has encontrado la forma de serle grato. ¿Cuál es esta forma? No me cansaré de repetírtela = SE DÓCIL A SU ESPÍRITU Y OBEDÉCELE; DÉJATE LLEVAR Y CONDUCIR POR ÉL como lo hizo Pablo.