miércoles, 2 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 19

Cada día nos trae la oportunidad de que sean hechas nuevas todas las cosas, Dios les conceda este don.
No olvidemos hermanos que mientras más avanza el tiempo, más nos acercamos a la fiesta culmen de todos los cristianos; el Pentecostés (efusión del Espíritu Santo) En este capítulo inicia el autor sagrado hablándonos de la experiencia de Pablo al llegar a Éfeso donde algunos iniciados en el Nuevo Camino (nótese el término con el que se refiere a esta experiencia de conocer a Jesús y vivir la fe) habían sido bautizados, pero no en el Espíritu, sino en agua, según el rito de Juan Bautista y cuyo efecto era solo la remisión de los pecados. Muchas de las personas que conozcas y quizás hasta tu mismo no hayas experimentado aún el bautismo que Jesús propone y del que mucho hablan los evangelios. Siempre hemos buscado la confesión que ratifica el primer momento en nuestra vida que tuvimos experiencia de Dios como lo fue en el bautismo (donde no éramos siquiera sujetos de libre decisión y albedrío).
Es hora pues que te vayas preparando para que en este próximo pentecostés recibas el bautismo en fuego y en espíritu que Jesús prometió a quienes le creemos y lo seguimos.
En el versículo 9 aparece una exhortación que a través de Pablo Dios quiere que tengas presente: “apártate de aquellos que no sean dóciles a la acción de Dios y que intentarán apartarte a ti del camino que has iniciado” Algunos lo creerán exagerado, pero si miras el grupo que inició este proceso, aún después del retiro de Semana Santa, ya el maligno ha empezado a hacer estragos y ha arrebatado a algunos. Ojo, él sabe a través de quien hacerlo y cuando menos lo pienses quizá ya estés lejos para volver.
En contraposición a esto anterior mira los versículos 11 y 12 en los que se exalta el poder de Dios en aquellos que creen, mencionando que incluso los pañuelos o las ropas que eran tocadas por Pablo ya tenían el poder de sanar y se las llevaban a los enfermos para que fueran sanados y liberados los que tenían espíritus inmundos. Te das cuenta que es posible cualquiera de las dos posibilidades, que seas alejado de la gracia de Dios, por el maligno, o de que el poder de Dios se manifieste a través de ti. Pero en ambos casos lo que marcará la diferencia será la actitud del creyente, o sea tu actitud.
Ánimo, Dios tiene todavía mucho que hacer en ti, no te pierdas esta oportunidad dejando que te sea arrebatado.
El episodio del alboroto en Éfeso (versículos 23 al 40) Refleja la magnitud de lo que enfrentamos y quiero compartir dos reflexiones:
  1. Todo lugar donde Dios llega genera dificultades al confrontar la acostumbrada manera de vivir que se tenía y la nueva propuesta del evangelio. Recuerden la sentencia de Jesús que es muy radical: “Ustedes creen que yo he venido a traer paz, no, he venido a traer división; de ahora en adelante en una casa estarán divididos dos contra tres y tres contra dos; los hijos contra los padres y los padres contras los hijos, por mi causa…, pero dichosos ustedes” Luego hablaremos sobre esto.
  2. Me parece tan similar a los lugares sagrados nuestros que viven haciendo “diosecillos” pequeños que se venden a las entradas de nuestros tiempos: novenas, imágenes, devocionarios, toda serie de artículos de devoción, que no es que sean malos en sí, sino que retardan la experiencia de sentir a Dios como liberador, como soberano, como Dios de dioses y Señor de señores. Qué particular que cuando leemos estos textos creemos que eso pasó hace un poco más de 2.000 años y no, aún sigue pasando.
Yo le doy la gloria a Dios, porque al menos tu ya no piensas como piensan los de este mundo.