viernes, 4 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 21

El capítulo 21 tiene una sutileza que espero que muchos –ojalá todos- hayan descubierto; ¿cómo entender que Pablo sepa, por el espíritu, que debe ir a Jerusalén y sabe también la suerte que allí ha de correr y de otro lado aparece la narración en el versículo 4 de que los creyentes de Tiro, también advertidos por el espíritu, le dicen a Pablo que no vaya a Jerusalén por la suerte que le espera?
Me atreveré a decir que estas referencias aparentemente contradictorias, no lo son en lo más mínimo, pues, sea dicho de paso, cuando lean algo en la biblia que les parezca contradictorio no se dejen llevar por esa primera impresión, pues la palabra de Dios es perfecta y el hecho de que en algún momento no entiendan algo no quiere decir que esté mal escrito. Hecha esta salvedad prosigo diciendo que creo más bien que es la manera como Dios quiere darnos a entender que cuando él tiene un propósito para nuestra vida puede permitir que a través de otras personas (importantes para nosotros) seamos probados en la fe y en la certeza de creerle a él. Lo importante acá es que Pablo pareciera no hacerle caso a las advertencias que le hacen, pues obedece la voz del espíritu dentro de sí, más que la voz de los creyentes que él también sabe que es la voz del espíritu de Dios, pues de lo contrario no sabrían lo que él sabe: a qué tiene que ir a Jerusalén.
Entonces cuando tengas dudas sobre lo que debes o no hacer, no dejes de escuchar a los que están a tu lado (pero sobre todo a los que sí tienen autoridad para hablar, por ejemplo tus hermanos de comunidad, que luchamos por alcanzar un bien común), pero sobre todo confróntalo con la voz interior que es la del Señor que a través de su espíritu te quiere encaminar al logro de su designio de vida para contigo.

Te lo diré de otra manera a través de una simple pregunta: ¿A quién estás escuchando? ¿Cómo quieres que quien no es de Dios te de las respuestas de Dios? Busquen los recursos espirituales de Dios; yo mismo como cabeza de la comunidad siempre los estaré esperando para hablar (pero en el tiempo conveniente, no cinco minutos antes de las celebraciones), el Padre Albeiro también está dispuesto a acompañarnos y su presencia también es como consejero espiritual, los demás miembros de la comunidad tienen la experiencia, la sabiduría, los años, en fin que se yo, pero sobre todo, son compañeros de camino, no creo que te vayan a aconsejar mal.

¡NO ESTÁS SOLO! Ojo con eso. Recuerda que por eso Jesús solía enviar a sus discípulos siempre de dos en dos, porque es necesario que cuando uno se canse se pueda apoyar en el otro. Creo que es el momento de que busquemos dentro del grupo el compañero (a) para que avancemos un peldaño más en la construcción de esta comunidad.

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 20

Muchos tal vez a la altura del libro que estamos meditando se preguntarán por qué hay tanta persecución sobre Pablo y tantas amenazas y persecuciones sobre la predicación del Evangelio. Lo que sucede es que para nosotros es muy fácil ver las cosas desde otra perspectiva y alejados del contexto por más de 2.000 años, pero para los Apóstoles que tenían que enfrentar de primer momento la tarea de convencer a un pueblo terco de corazón –como igual lo seguimos siendo nosotros mismos después de conocer a Jesús por tanto tiempo- para que se adhirieran a la verdad del evangelio y abandonaran sus viejas prácticas religiosas que poco o nada les aportaban a la experiencia de vivir mejor.

Este capítulo es especialmente triste, pues creo que todos hemos aprendido a cogerle cariño a Pablo por su esmero, su tesón y su empeño en anunciar a todas las naciones el mensaje salvador de Cristo Jesús (Recordemos que si no hubiera sido por él, nosotros no hubiéramos conocido el evangelio en todo occidente; así mismo creo que se aplica hoy a lo que nos está pasando en la comunidad: puede ser que si no fuera por ti algunas personas no conocerían al Dios distinto que tu y yo hemos conocido = ¡Testimonia!) Pues bien, nos duele ver a un Pablo que se está despidiendo de la Iglesia de Éfeso, pues sabe que no lo volverán a ver (probablemente porque el Espíritu ya le habrá anunciado a cerca de la pasión y muerte que por profesar el nombre de Jesús tendrá que padecer) Ya se nos olvidó que era un perseguidor de cristianos y que fueron muchos los que sufrieron por su persecución e incluso muchos los que murieron, pero él con su trabajo ha logrado ganarse otro lugar. A esto se refería el Señor el sábado pasado en la eucaristía cuando reflexionábamos a cerca de “HACER COSAS PARA ENMENDAR DAÑOS Y NO SOLAMENTE DECIR: LO SIENTO” Pablo lo supo hacer y hasta hoy que nosotros lo estamos leyendo nos entristece oírlo hablar del destino que le espera.
Eso hermanos es la posibilidad que Dios da de que seamos transformados y de que dejemos de vivir como hombres y mujeres “viejos” para que entremos en novedad de vida. Ahora observen lo particular: luego de esta actitud de Pablo de confianza y abandono a la voluntad del Padre viene la narración de uno de los milagros más grandes que se pueden adjudicar a alguien: resucitar un muerto. Es lo que pasó con el joven Eutico quien cayó de un tercer piso durante uno de los discursos de Pablo y murió. Pablo se tiende sobre el muchacho y lo reanima. Este tipo de milagros en la escritura solo han sido atribuidos a Elías, el profeta, a Jesús, a Pedro, el apóstol y ahora a Pablo para indicar con ello que son personajes de gran unción y que una vez que logran comprender el sentido del abandono a la voluntad del Padre y TRABAJAR (versículo 34) para que otros conozcan a Dios, ni la muerte misma les es obstáculo para realizar la obra de Dios, por el contrario hasta los obstáculos más grandes terminan siendo motivos para manifestar el poder de Dios.