Este
capítulo inicia marcando la característica de la unidad para lograr la
experiencia de la transformación personal. Como fruto de estar unidos, es que
se da la presencia del Espíritu de Dios y su particular manifestación: “como
lenguas de fuego” que producen algo especial: “todos comienzan a hablar en
otras lenguas”. Esto es una experiencia maravillosa que significa, si nos
referimos al tema de hablar otra lengua, que no se trata como tal de
expresarnos en un idioma desconocido ya que eso no nos hará de suyo mejores;
sino más bien en “hablar de otra forma”. Me explico: si tu lenguaje suele ser
de fracaso, de derrota, de maldición, de depresión, de banalidades, de
malestar; sea ahora cambiado, por la experiencia de acabas de vivir a un
lenguaje de: esperanza, de fe, de gozo, de sentido de vida, de fraternidad; o
sea que la gente que comúnmente te reconocía por una particular manera de ser y
de hablar, ahora se sorprendan de pensar qué pudo haber pasado en ti. Ese es el
gran milagro de pascua. El que los otros puedan ver tu transformación.
En el
versículo 6 encontramos otra gran enseñanza, dice: “La gente no sabía que
pensar, porque cada uno oía a los creyentes hablar en su propia lengua” Esto
quiere decir que los otros se admirarán cuando tú les hables en su lengua, no
en la tuya. Me explico: Casi siempre nosotros le pedimos al Señor que por favor
cambié al otro; pero no intentamos cambiar nosotros, para que el otro
simplemente nos entienda cuando le hablamos, porque así nuestro lenguaje les
será comprensible. También sabemos que inicia por el habla pero involucra luego
el actuar distinto a como estamos acostumbrados.
El
versículo 13 nos prepara para algo que tal vez algunos ya están experimentando:
La burla, el rechazo, la marginación, porque estás hablando de cosas distintas
a las que habitualmente hablabas. Los otros te pueden empezar a señalar como
tonto (a), como ingenuo o simplemente como iluso; tú en cambio te estás dando
cuenta que se cumplen todas las palabras que en la biblia el Señor te está
anunciando. Alégrate, porque así como se cumplen estas sentencias, quiere decir
que también se cumplirán las bendiciones descritas para ti. Sostente en la
decisión y no juzgues a los otros, total tú ya no eres de ellos. No descanses
en la actitud de la oración y hallarás en el Señor la salvación hasta de esta
situación (versículo 21)
En el
versículo 38 está el resumen del camino que nosotros hemos iniciado: “vuélvanse
a Dios y bautícense” este es el inicio de toda bendición que no solo te
alcanzará a ti, sino a tus hijos. Y en el versículo 40 nos da una clave
importantísima para este proceso: “Apártense de esta gente perversa” En los
talleres que suelo realizar para apoyar nuestro cambio de mentalidad es común
que me escuchen decir esto: “Si usted se quiere enfermar de gripa, júntese con
gente que esté enferma de gripa” ¿Con quién te juntas tu?, ¿Quiénes son tus
amigos?, ¿de qué hablan?, ¿Qué hacen? Tal vez ahí está la fuente de tus
actitudes, las estás repitiendo, las has asimilado, “Apártense de esa gente
perversa” Lo dice el Señor, no yo. Rodéate de la gente que tenga lo que tú
quieres conseguir y te será más fácil.
La parte
final del capítulo, del versículo 43 al 47 nos da las características de lo que
vive una COMUNIDAD de fe: “Estaban unidos, compartían TODO lo que tenían entre
sí… Todos los días (oración personal) se reunían y partían el pan (eucaristía)
y el Señor, por esta actitud, hacía muchos milagros y señales entre ellos,
además que él mismo añadía cada día el número de los que iba llamando a la
salvación.
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