miércoles, 16 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Ultimo Capitulo

Hermanos: todo como bien inicia, bien acaba, esta es una ley inevitable de la vida y que a su vez le da dinamismo a la existencia para que no nos quedemos “acomodados” en nada, sino que siempre estemos en actitud de crecer y movernos.

Ahora debes tener entonces una mirada distinta de la labor de Pablo y del ejemplo que nos aporta a la experiencia personal de nuestra fe.
Reflexionemos sobre los elementos que nos regala este capítulo.
Al inicio del capítulo, el autor se quiere tomar la molestia de hacer que los moradores de aquella isla, donde encallaron los prisioneros, sepan que Pablo es un enviado de Dios y por eso relata los acontecimientos que ya Jesús había indicado en los evangelios que acompañarían a los que fueran sus discípulos: “Tomaran en sus manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y estos sanarán” Mc. 16, 18. Por esta razón se presenta a Pablo con la escena de la serpiente que lo muerde y con la curación de varios enfermos, pero también tengan en cuenta que primero dice que “los recibieron muy bien”, esto denota una aceptación de parte de los que allí habitaban y que es requisito para que se pueda obrar el milagro, esto sería semejante a decir que allí había gente de fe.
Noten esto para quienes viven atormentados por los comentarios de la gente acerca de esta experiencia nueva que estás teniendo en la comunidad, cuando Pablo es mordido por la serpiente muchos dicen: “este hombre debe ser muy malo” para que le pasen estas cosas, y renglón enseguida, como Dios cumple su promesa y no le pasa nada, entonces dicen:” ah, este debe ser un Dios” Te das cuenta que el parecer de la gente siempre estará moviéndose por vanas interpretaciones, ¿qué tal pues que Pablo viviera pendiente de qué dice la gente sobre él? A él eso no le tiene que importar, lo que tiene que hacer es asegurarse de estar en los caminos del Señor y no apartarse para que Dios le cumpla lo que le prometió. Igual debes hacer tú.

Cuando tú empieces a hacer el bien por los demás tendrás tu propia recompensa y no debes negarte a recibirla, pues este es un designio de Dios: “El obrero merece su salario” Si por algún beneficio espiritual alguien quiere darte algo, estás en la obligación de recibirlo, porque así como no fuiste tú, sino Dios quien lo hizo a través de ti, también la ofrenda no entregada no es por ti, sino para Dios, a través de ti. Recuerda que a Dios no lo podemos ofender sino a través de los hermanos y así mismo no podemos agradarlo sino a través de los hermanos. Por eso es importantísimo que la ofrenda, que siempre debe acompañar toda dádiva de Dios, sea recibida en su nombre.
Espero que hayas notado el giro que la redacción de este capítulo ha tomado referente al lugar de Pablo quien arrancó como prisionero y ahora aparece como si fuera él el capitán (versículos 11 al 16) narra su viaje como si fuera él quien lo dirigiera, habla de los lugares a donde llegaron y cómo los trataban los hermanos invitándolos incluso a permanecer con ellos más tiempo. Es que cuando uno entiende la esencia del Apostolado termina descubriendo que aunque el mundo tenga una mirada particular sobre las cosas cotidianas, Dios te da una posición completamente contraria a la que el mundo cree determinar para ti. ¡Qué gran bendición! Dios ha completado, por fin, el milagro en Pablo, lo ha convertido en dueño y señor de sí mismo, ya no importa su condición, pude ser lo que sea, puede estar donde quiera, puede verse como el mundo lo vea y él (Pablo) es un ser completamente libre, autónomo, capaz de lo que se proponga, FELIZ. Esto mismo quiere Dios para ti.
Cuando menos lo pensó Pablo ya estaba en el corazón el imperio mismo, anunciando la palabra, dando testimonio de su experiencia personal y compartiendo con otros las bendiciones de Dios aunque hubiera tenido que pasar por todas las inclemencias de este viaje tan duro. Tú también, no desanimes, si estás atravesando mares tormentosos y experiencias duras, ¡ánimo!, Dios te está llevando al esplendor de lo que tienes que ser por su nombre.

Quiero que termines esta reflexión considerando los versículos 26 y 27 donde se nos consuela para entender que no todo el mundo será dócil a la acción del Señor; tú no te preocupes, solamente los que Dios designe para que lo experimenten, esos te oirán, los demás no son tu competencia, déjalos, tal vez sean competencia de otro.

Y mi oración final es que al igual que Pablo tu llegues a alcanzar la plenitud de esta experiencia y que puedas alcanzar la paz interior que da el entender cuál es el plan de Dios para con cada uno de nosotros, solo así podrás testimoniarlo ante los demás sin que nadie te estorbe.

Dios te bendiga.

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 27

Hermanos estamos llegando al final del libro de los Hechos de los Apóstoles y es poco lo que ya nos queda por decir sobre el sentido y el tema desplegado a lo largo de estos capítulos en los que se nos ha narrado los inicios de la Iglesia Cristiana.

Solo quisiera hoy hacerles meditar a cerca de la experiencia de Pablo en el viaje a Roma como tiene que pasar por grandes dificultades para que se cumpla, pero sin lugar a dudas lo que queda al descubierto es la precisión con la que se cumplen las profecías de Pablo. Tal como lo había pronosticado que iba a suceder así fue. Esto tendrá como sentido que todos los que lo acompañen sepan con certeza que Dios es quien lo acompaña. Nótese como Pablo cobra importancia en el viaje, aún siendo un prisionero y aparece con voz y voto de autoridad y de consolación en su momento frente a la desesperación de los demás incluso del capitán mismo y de los guardias y de los marineros. Cuando Dios te acompaña, no importa el lugar en el que te encuentres, siempre serás el mejor y podrá el Señor hacer cosas grandes a través de ti para mostrarles a todos que tú eres su elegido.
También noten como Pablo hace uso del recurso de la Eucaristía para cambiar la suerte que les esperaba por la tormenta, pues en el versículo 20 había incluso contemplado la posibilidad de que no se salvaran, pero al final del capítulo en los versículos 35 al 38 hace el gesto de la comunión y participa de él a todos los que le acompañan y así logra que cambie la suerte que les esperaba. Hermanos, convénzanse de algo: no hay realidad que la Eucaristía no transforme. Cuando nosotros aprendemos esto, sabemos que tenemos el más grande de los recursos humanos y divinos para transformarlo todo. Nunca lo olviden, esa es la oración por excelencia, es el momento culmen del encuentro entre Dios y sus creaturas y todo lo que allí se pacta encuentra la respuesta eficaz y oportuna.

Por lo demás nunca olvides el lugar de Pablo en el que Dios lo había colocado, un lugar de líder que ni en las más difíciles circunstancias perdió. Dios te ha embarcado en la aventura de tu vida, es quizás un viaje similar al que acabamos de leer con tormentas y con momentos de paz, en ocasiones sientes que naufragas y en otros que tienes el control, pero nunca olvides que en uno y en otro momento TU ERES EL CAPITAN y nadie más que tú puede llevar tu vida a puerto seguro y cuando los problemas sean grandes, entonces busca la Eucaristía y allí Dios toma el timón de tu vida y lo reorienta para que llegue el puerto seguro que él te tiene proyectado.

BUEN VIENTO Y BUENA MAR.