Reflexión Eucaristía Sábado 14 de Abril de 2012
Dios, por misericordia, nos perdona; pero con su justicia nos recompensa. Dios puede por misericordia abrirte una puerta, pero te la mantiene abierta por su justicia, por ejemplo: te dan una nueva oportunidad en tu trabajo, en tu empresa, y una vez se abre la oportunidad (que Dios tuvo misericordia), pero si de ahí tú haces un mal trabajo, la justicia no te va a dejar seguir más adelante. Pero si haces un buen trabajo, la promoción va a venir. Dios no es solo un Dios de misericordia, como siempre lo hemos conocido, y nosotros apelamos para todo solo a su misericordia, pero cuando caminamos el camino de la justicia podemos estar plenamente seguros de que Dios te habrá de bendecir.
Dios, por misericordia, nos perdona; pero con su justicia nos recompensa. Dios puede por misericordia abrirte una puerta, pero te la mantiene abierta por su justicia, por ejemplo: te dan una nueva oportunidad en tu trabajo, en tu empresa, y una vez se abre la oportunidad (que Dios tuvo misericordia), pero si de ahí tú haces un mal trabajo, la justicia no te va a dejar seguir más adelante. Pero si haces un buen trabajo, la promoción va a venir. Dios no es solo un Dios de misericordia, como siempre lo hemos conocido, y nosotros apelamos para todo solo a su misericordia, pero cuando caminamos el camino de la justicia podemos estar plenamente seguros de que Dios te habrá de bendecir.
La palabra de Dios
dice así: “El que al pobre da, a Dios le presta” y también dice: “Él es justo
para devolver más de lo que le dimos” Seguramente quien hace misericordia con
algún pobre dirá: “Señor, yo sería incapaz de cobrarte a ti”, y el Señor le
dirá: “Yo sería incapaz de no pagarte” y entonces uno termina concluyendo:
-Nunca el Señor se dejaría cobrar, siempre paga a tiempo. Él no está diciendo a
sus hijos: “Díganle que no estoy”, “Que llame más tarde”. Él es Justo.
Mt
20, 1-16: (1) “Porque el reino de los cielos es semejante a
un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para
su viña (Esto no está sucediendo en los cielos, sino que el reino de los
cielos, es el reino que funciona de acuerdo a los principios de Dios, pero que
opera aquí en la tierra = EMBAJADAS. El reino de los cielos opera aquí en la tierra,
pero no opera bajo las reglas que los hombres han puesto aquí en la tierra,
sino bajo las leyes del propio reino de Dios; por lo tanto si nosotros apelamos
a las reglas que Dios dice, estamos haciendo operar el reino que Dios dice aquí
en la tierra. Entonces él narra una parábola de algo que pasa aquí en la
tierra, pero que es del reino de los cielos). (2) Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a
su viña. (3) Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en
la plaza desocupados; (4) y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y
os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. (5)
Salió otra vez cerca de las horas sexta y
nona, e hizo lo mismo. (6) Y saliendo cerca de la hora undécima, halló
a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿por qué estáis aquí todo el día
desocupados? (7) Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también
vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. (8)
Cuando llegó la noche, el señor de la
viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando
desde los postreros hasta los primeros. (9)
Y al venir los que habían ido cerca de la
hora undécima, recibieron cada uno un denario. (10)
Al venir también los primeros, pensaron
que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.
(11)
Y al recibirlo, murmuraban contra el
padre de familia, (12) diciendo: Estos postreros han trabajado una
sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y
el calor del día. (13) Él, respondiendo, dijo a uno de ellos:
Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? (14)
Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero
dar a este postrero, como a ti. (15) ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo
mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? (16)
Así, los primeros serán postreros, y los
postreros, primeros; porque muchos son los llamados, más pocos los escogidos”
* Debo aprender a
recibir lo que es Justo. Esa palabra debe salir desde aquí adentro: Lo que
es ¿qué? Justo.
A los últimos que
llamó nunca les dijo cuánto iban a ganar, solo les dijo: “vayan y les voy a dar
lo que es justo”. Era lógico que los
que llegaron desde la mañana pensaran que debían de recibir más. Al recibir su
pago murmuraban contra aquel hombre al que creían injusto.
Quiero que noten
esto: a los postreros el Señor los probó de primero. A estos los probó cuando
los contrató. Les dijo: “Vayan y les voy a dar lo que es justo”. Yo creo que
uno le dijo a otro: “¿Y para qué vamos a trabajar solo una hora? -No importa,
tenemos trabajo. Una hora, aunque sea la doceava parte de un denario lo que nos
ganemos. Porque el denario, normalmente era el salario mínimo de un día de
trabajo. Los probó cuando los contrató. Pero a los de la primera hora los probó
cuando les pagó. Dios siempre prueba nuestro corazón por qué le servimos.
Entonces probó a los dos. Recuerden que en astucia no hay quien le gane al
Señor. Le dice al mayordomo: empiece a pagar por los últimos, ¿qué estaba
buscando? Una reacción en el corazón, porque no sabía verdaderamente por qué
trabajaban los primeros, pero sí sabía verdaderamente por qué trabajaban los
últimos; los últimos trabajaban agradecidos que tenían una oportunidad, los
primeros trabajaban por un contrato que le firmaron.
Viene él y hace un
contrato con los primeros: “Nosotros trabajamos en su viña si nos paga un
denario”, “No hombre, venga yo les quiero explicar…”, “No, si usted quiere que
yo trabaje; es un denario”, “Ah, está bien, firmemos el contrato, un denario al
día”. Después que sale y ve a los desocupados los invita a que trabajen en su
viña: “les voy a dar lo que sea justo”. Los primeros confiaron en un contrato,
los segundos confiaron en la justicia. Los últimos confiaron en el contratista,
los primero desconfiaron del hombre justo y pidieron un contrato.
Lo voy a decir de
otra forma: Los últimos fueron a trabajar confiando en que el hombre que los
contrataba les iba a dar lo justo. Él es justo, él sabe lo que nos va a dar;
los primeros dijeron: “No, aquí mejor de a denario al día” entonces cuando
llegó el momento de pagar, el Señor de la viña dice: “Ah, ya yo sé por qué
trabajan los últimos, pero no sé por qué trabajan los primeros. Páguenle de
primero a los últimos. ¡Y brincó la liebre!, brincaron los primeros y dijeron:
Seguramente si les dieron un denario por una hora a nosotros nos van a tocar
más y cuando llegó el momento recibieron lo mismo y murmuraron contra el que
les pagó. ¿Por qué murmurar contra el que te da lo que Dios te envía?, ¿Por qué
murmurar contra los instrumentos que Dios usa para bendecirnos?, murmuraron y
sacaron lo que tenían en su corazón; y cuando sacaron lo que tenía en su
corazón viene el Señor de la viña y pone orden: “Hey, un momento, oye amigo, yo
no te hago agravio, yo no soy injusto, no pactaste conmigo, no firmamos un
contrato por un denario, pues toma lo que es tuyo y vete, le dijo”
Ese: “¡vete!” suena
a: “no vengas mañana”. No es: “toma lo que es tuyo y aquí te espero mañana”,
es: “toma lo que es tuyo y vete”, “malagradecidos en mi viña, yo no quiero”,
“murmuradores por lo que pago, tampoco” Señores: todo murmurador contra la
justicia de Dios, termina afuera. Y entonces les da un
denario también a los que trabajaron una sola hora. ¿A quién creen ustedes que
contrató para el día siguiente el Señor? = A los últimos y a los de las otras
horas, ¿verdad que sí? ¿Era este hombre justo? = Pues si lo justo era darles un
denario por una hora ¿cuánto les pagó al día siguiente por doce? = Doce. Es que
este no pagaba salario mínimo. Pero se ganaron los doce al día siguiente los
que creyeron que él era justo.
Ahora: ¿Por qué Dios
no te ha dado más? = Porque no lo has creído justo. ¿Por qué a mí Dios mío?
¿Por qué me pasa esto a mí? = Eso es una blasfemia. En vez de decir: “Señor, tú
sabrás por qué; me estás preparando para algo más grande” Háblale a tu ser de
la justicia de Dios. Dios es justo, mi Dios es justo, se que hará justicia…
Mt
19, 27: “Entonces
respondiendo Pedro le dijo: -He aquí nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido, ¿qué pues tendremos?” El no pidió nada a cambio de seguirlo, pero
si preguntó qué habría de tener por haberlo seguido. ¿Por qué hizo la pregunta?
Porque sabía que Jesús era justo, que Jesús estaba viendo que estaban dejando
todo por su causa y que no los iba a recompensar. Por eso el tema de la
justicia de Dios: Buscad el reino de Dios y su… Justicia. No dice:
“Buscad el reino de Dios y su misericordia”,
aunque recibimos su misericordia, no dice: “buscad el reino de Dios y su
favor”, aunque recibimos su favor, dice: “Busca el reino de Dios y su justicia
y ¿todo lo demás se les dará por?... Añadidura. Dios añade por justicia.
Entonces él dice: “¿Qué habremos de
tener?”
Mc
10, 29: “De
cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado: casa, o hermanos, o
hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras (no solo es gente,
cosas materiales también) por causa de mí
y del evangelio, que no reciba ¿qué? = Cien
veces más ahora en este tiempo. Que recibirá casas, hermanos, hermanas, padres,
madres, hijos y tierras con persecuciones y en el siglo venidero la vida eterna”
= Eso es ser justo.
Ahora, deje la vida
eterna para allá, dice: -En el siglo venidero, la vida eterna; pero aquí
recibirás cien veces más.
Pedro le pregunta: “¿qué tendremos?” Y Jesús no dijo: “¿Ah,
interés cuánto vales?” No, él creyó justa la pregunta. ¿Por qué Jesús es qué? =
Justo. A él no le preocupan las preguntas de justicia. ¿Por qué? Porque él es
justo. “Pedro, está bien lo que me estás preguntando; has dejado todo por mí y
me preguntas ¿qué habrás de tener? Yo te voy a decir: No ha habido ninguno, -le
dijo. Quiere decir que esta es una ley universal, no era una ley solo para
Pedro, también es para nosotros: No hay ninguno y de seguro no lo habrá que por
mí y mi causa haya dejado algo que no reciba cien veces más aquí en la tierra.
Eso es el reino de los cielos operando en la tierra.
Mt 5,
10: “Bienaventurados
lo que padecen persecución” ¿Dijo Jesús que serían perseguidos? ¿Dijo
Jesús: -cien veces más con persecución? Muy bien, “Bienaventurados los que padecen ¿qué? = Persecución por causa de la justicia”. No dice que te persiga la
justicia, esos no son bienaventurados. “Bienaventurados
aquellos que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es
el reino de los ¿qué? = cielos”.
Ellos están operando con las reglas del reino de los cielos aquí en la tierra.
Dios no puede hacer
injusticia, sencillamente porque en su esencia está ser justo. Señor ¿Por qué
nos vas a dar cien veces más acá en la tierra? Porque soy justo. Ni modo que tú
me vas a amar dejando todo y yo no te voy a amar devolviéndote cien veces más.
Soy justo. Nada más te aclaro, va a ser con persecución. Y entonces dice en Mt
5: 10: “Bienaventurado eres cuando te
persigan por causa ¿de la? = Justicia”.
¿De cuál justicia? = La que hice. ¿Cuándo la hiciste? Cuando dejes todo y te de
cien veces más. Si Jesús no es justo con Pedro que lo dejó todo, ¿con quién
podría ser justo? Él fue justo con Pedro para enseñarnos a nosotros que es
justo con todos.
Oración:
“Señor, gracias porque toda mi vida he visto tu justicia en mi vida y estoy
por verla más fuerte que nunca. La justicia de tu reino en mi vida, aquí en la
tierra” Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario