Todas las
agrupaciones o entidades que se quieren representar en lo social y desean dar a
conocer, a manera de síntesis, los objetivos de su trabajo recurren a la
creación de un logotipo que suele ser una imagen sencilla pero capaz de
transmitir los valores y cualidades propias del trabajo que se realiza en dicha
empresa.
La Comunidad El
Discipulado tiene un logotipo que refleja el espíritu propio de la tarea que
nos proponemos realizar. Estos son los elementos que lo conforman:
Resalta en
primer lugar la imagen de Jesús en el centro para recordarnos que todo nuestro
trabajo tiene su fuente y su razón de ser en la experiencia que como cristianos
somos llamados a vivir en su ejemplo de vida que está consignado en las
Sagradas Escrituras y que nos plantea la propuesta de ser “hombres y mujeres
nuevos”, por eso esta imagen está a color, en contraposición a las otras
imágenes en blanco y negro que representan diversas situaciones de la vida
cotidiana, pero que solo cuando se centran en la persona del maestro podrán
adquirir el color que es típico de las actitudes de vida positivas. Él es quien
nos hace el llamado: Ven y Sígueme…
En la parte
superior tenemos unas manos entrelazadas que significan el cumplimiento del
mandato de Jesús de amarnos mutuamente, pero no como la expresión de un
sentimiento soportado en las palabras, sino como una actitud que nos compromete
a caminar de la mano de nuestros hermanos de comunidad para ayudarnos
mutuamente en todos los aspectos de la vida.
Girando a la
derecha, encontramos unos oídos atentos. La escucha de la palabra de Dios es
condición necesaria para poder alcanzar la plenitud del trabajo a realizar.
Tratamos de no solo escuchar a los hombres (a través de los cuales Dios también
habla), sino y ante todo a Dios que nos habla a través de nuestros mismos
hermanos.
Luego
encontramos unos labios que hablan. Para eso nos fueron dados, para hablar,
para aconsejar, para liberarnos de nuestros temores y ansiedades, para
profetizar. Seremos maduros cuando aprendamos a usar convenientemente este
recurso maravilloso de poder comunicarnos entre nosotros mismos.
Los dos
siguientes íconos representan el culmen de nuestra experiencia de fe: La
Eucaristía; en ella encontraremos la fuerza necesaria y suficiente para mantener
la unidad y para resolver convenientemente nuestras dificultades. El Señor será
nuestro alimento.
A continuación
la imagen nos refiere la fortaleza y la confianza que nos da el sabernos
confortados por él en medio de las pruebas y dificultades de la vida. La
imposición de las manos tiene su fuente en las prácticas espirituales que
buscan comunicar la fuerza de Dios a quien lo va necesitando. Mutuamente
compartimos la misión de orar unos por otros y compartir nuestra fe para crecer
juntos.
El último ícono
representa “el caminar sobre las aguas”, ese es el culmen de todo nuestro
proceso, poder asumir otra manera y otra actitud de ver la vida. Descubrir la
fuerza sobre-natural que nos viene de lo alto para ayudarnos a vivir mejor, a
estar por encima de los problemas, a vivir diferente del resto de los que no
tienen esperanza o que simplemente están alejados de la fuente de vida que es
Jesús.
Todo esto
redunda en la experiencia de Hombre y Mujeres Nuevos que están aprendiendo a:
“VIVIR MEJOR” como es el deseo de Dios también para ti.
En la parte
inferior está el logo de la Fundación La Divina Misericordia que es una entidad
jurídica que ampara nuestra obra espiritual.
Bienvenido.
Pbro. Jorge A. Jiménez H.
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