miércoles, 16 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 27

Hermanos estamos llegando al final del libro de los Hechos de los Apóstoles y es poco lo que ya nos queda por decir sobre el sentido y el tema desplegado a lo largo de estos capítulos en los que se nos ha narrado los inicios de la Iglesia Cristiana.

Solo quisiera hoy hacerles meditar a cerca de la experiencia de Pablo en el viaje a Roma como tiene que pasar por grandes dificultades para que se cumpla, pero sin lugar a dudas lo que queda al descubierto es la precisión con la que se cumplen las profecías de Pablo. Tal como lo había pronosticado que iba a suceder así fue. Esto tendrá como sentido que todos los que lo acompañen sepan con certeza que Dios es quien lo acompaña. Nótese como Pablo cobra importancia en el viaje, aún siendo un prisionero y aparece con voz y voto de autoridad y de consolación en su momento frente a la desesperación de los demás incluso del capitán mismo y de los guardias y de los marineros. Cuando Dios te acompaña, no importa el lugar en el que te encuentres, siempre serás el mejor y podrá el Señor hacer cosas grandes a través de ti para mostrarles a todos que tú eres su elegido.
También noten como Pablo hace uso del recurso de la Eucaristía para cambiar la suerte que les esperaba por la tormenta, pues en el versículo 20 había incluso contemplado la posibilidad de que no se salvaran, pero al final del capítulo en los versículos 35 al 38 hace el gesto de la comunión y participa de él a todos los que le acompañan y así logra que cambie la suerte que les esperaba. Hermanos, convénzanse de algo: no hay realidad que la Eucaristía no transforme. Cuando nosotros aprendemos esto, sabemos que tenemos el más grande de los recursos humanos y divinos para transformarlo todo. Nunca lo olviden, esa es la oración por excelencia, es el momento culmen del encuentro entre Dios y sus creaturas y todo lo que allí se pacta encuentra la respuesta eficaz y oportuna.

Por lo demás nunca olvides el lugar de Pablo en el que Dios lo había colocado, un lugar de líder que ni en las más difíciles circunstancias perdió. Dios te ha embarcado en la aventura de tu vida, es quizás un viaje similar al que acabamos de leer con tormentas y con momentos de paz, en ocasiones sientes que naufragas y en otros que tienes el control, pero nunca olvides que en uno y en otro momento TU ERES EL CAPITAN y nadie más que tú puede llevar tu vida a puerto seguro y cuando los problemas sean grandes, entonces busca la Eucaristía y allí Dios toma el timón de tu vida y lo reorienta para que llegue el puerto seguro que él te tiene proyectado.

BUEN VIENTO Y BUENA MAR.

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