viernes, 11 de mayo de 2012

Estudio Bíblico: Libro de los Hechos de los Apóstoles Capitulo 25

Es asombroso como estos últimos capítulos de la historia de san Pablo se asemejan tanto a los últimos momentos de la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Todo este proceso penoso y legal por el cual Pablo transita es un reflejo de la pasión misma del Señor y tiene la misma dinámica que tuvo su desenlace.
En el versículo 2 dice que son los jefes de los sacerdotes y los judíos quienes presentan a Pablo ante las autoridades, como a Jesús; y dice, como en los relatos de la Pasión, que la intención de los judíos era darle muerte.
Nótese el parecido incluso en el nombre del sumo sacerdote que acuso a Jesús, Anás y el que ahora acusa a Pablo, Ananías.  Festo, en esta ocasión hace las veces de Pilatos con Jesús, que lo juzga en el tribunal y acá Pablo también es juzgado en el tribunal. La defensa que Pablo hace de si también es similar a la que Jesús presenta ante las autoridades cuando les recuerda que siempre estuvo enseñando y en lugares públicos para que vean que nada ha hecho a escondidas.
Luego es llevado ante el rey Agripa, de la misma manera que Jesús es llevado ante la máxima autoridad que en su tiempo representaba al rey y que era Pilatos quien en definitiva decreta su muerte. En el relato de la pasión Pilatos le presenta al pueblo a Jesús, una vez que lo han azotado y dice la famosa frase: “He ahí al hombre”, en esta capítulo Festo presenta a Pablo ante el rey Agripa con la misma frase: “Ahí tienen a ese hombre” (Versículo 24) y a este como a Jesús dice el versículo siguiente que todo el pueblo no dejaba de pedir su muerte. Igualmente Festo se disculpa como Pilatos para decir que no cree que eso sea motivo de tal condena.
Detengámonos acá para nuestra reflexión de hoy. Mucha gente hace incluso aquello que su conciencia le grita que no haga y solo por dar gusto a los demás. Aún sabiendo que lo que están haciendo no es correcto, se empeñan en hacerlo, esa es la famosa frase que le permitió a Pilatos trascender en la historia y ser reconocido por su irresponsabilidad, primero consigo mismo y luego con el mundo: “se lavó las manos” como si la suerte de los otros  no dependiera en nada de sus actos.
Lo que tú haces tiene efecto en la vida de los tuyos, nunca lo desconozcas, porque cuando a su vez los demás actúan como respuesta a lo que tú haces, entonces vienen los efectos sobre ti y en ese momento no puedes desconocer que gran parte de lo que te ocurre tú  lo provocaste en algún momento.
El que tenga oídos que oiga.

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